OneWindows
Microsoft y China no se la están llevando muy bien últimamente. El gobierno mandarín ha impuesto decretos en su país con respecto a la ciberseguridad, y en ello trasciende el software utilizado por usuarios, compañías estatales y privadas para evitar que estos software no coloquen en peligro la privacidad del núcleo tecnológico. Entre las medidas que China tomó para solucionar este problema, se indica que toda empresa tecnológica que desee incursionar en su mercado debe permitir al gobierno inspeccionar el código fuente de sus productos; a Microsoft no le ha hecho nada de gracia este detalle.
Según reporta OnMSFT, China ha tomado la decisión de restringir el uso de software que no ha sido inspeccionado en aras de evitar el espionaje y la recolección de datos no autorizados o sin supervisión, algo que Redmond no ve con buenos ojos. La compañía ha lanzado una querella a las regulaciones del país asiático, aseverando que dar el código fuente de su sistema operativo Windows 10 puede ocasionar que caiga en manos de hackers e incluso, en manos de otras compañías rivales.
Permitir a los visitantes de nuestros Centros de Transparencia en Beijing ver el código fuente de nuestro producto debería ser suficiente. Compartir el código fuente como tal no comprueba las capabilidades de seguridad y control, solo prueba que hay un código fuente.
Realmente es cierto. Un usuario común y corriente no sabrá interpretar lo que los desarrolladores de Microsoft han realizado por medio del código fuente, y menos viéndolo en una pantalla.
La legislación en cuestión fue originalmente aprobada el 7 de noviembre y está programada para entrar en vigor en junio de 2017. Si Microsoft no llega a un acuerdo con el gobierno Chino, tendrá que salir de ese mercado, tal como sucedió con Google.
